En la FILBO, la naturaleza desdibuja las fronteras entre Brasil y Colombia

Este año la Feria del libro de Bogotá tiene como país invitado a Brasil. A partir del tema escogido para esta edición, la naturaleza, Prometeo le cuenta cómo se interconectan estos países.

De acuerdo con el Sistema de Información Ambiental Territorial de la Amazonía Colombiana (SIAT-AC), la amazonía ocupa aproximadamente el 23% del territorio nacional. Esto representa un área total estimada de 483.164 km². Su extensión abarca diez departamentos del país. Sin embargo, Colombia no es el único país en contar con una parte generosa de la Amazonía.

Uno de sus vecinos, Brasil, comparte la naturaleza selvática colombiana. En el territorio brasileño, la Amazonía se extiende a través del 60% de la superficie del país, ocupando aproximadamente unos 4,100,000 metros cuadrados cubiertos.

En este sentido, la selva amazónica es un factor influyente para distintos sectores económicos y sociales de ambos países. Entre ellos, el sector cultural ha absorbido la cultura desde la representación de los paisajes, retos sociales y económicos que se presentan en la selva.

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Recuerdo perdido de un hermano cercano

La frontera entre Brasil y Colombia es un gran enigma, casi producto de lo onírico. Allá, en medio de la selva, entre Manaos y Leticia, son muchas las convergencias, desafíos y hermandades que se generan en un entorno cobijado por la opulenta naturaleza amazónica. A pesar de su relación limítrofe, Brasil es quizá en quien menos se piensa cuando se reflexiona acerca de las relaciones culturales que Colombia tiene con sus vecinos. Sin embargo, sus puntos de encuentro son múltiples y nos hablan acerca de algo más que una línea en el mapa.

En ese sentido, la invitación de Brasil a la Feria del Libro de Bogotá (FILBo)* no es arbitraria; ambos países comparten un pasado literario que los une a través de temáticas, movimientos y contextos históricos similares. La naturaleza amazónica cobra un sentido especial en medio de ese horizonte.

El trópico, el Amazonas y la biodiversidad son solo algunas de las características que Colombia y Brasil tienen en común. Ambos países albergan una exuberante riqueza natural que ha servido de inspiración inagotable para escritores y artistas a lo largo de los siglos y que ha sido a su vez locación de injusticias y desigualdades sociales. Desde las leyendas amazónicas hasta las crónicas de expediciones científicas, la naturaleza ha sido un tema recurrente en la literatura de ambos países, reflejando tanto su asombro por la belleza del mundo natural como su preocupación por su preservación en medio de la creciente amenaza del cambio climático y la degradación ambiental. En dicho sentido, hay un tema que cobra sentido en medio de la invitación de Brasil a la feria y que desdibuja la frontera entre ambos países: la literatura amazónica. 

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Narrar la frontera desde Colombia

En este panorama, son muchas las representaciones artísticas que han plasmado distintas realidades que se viven en esta región del país. No obstante, una de las obras literarias más relevantes es también una de las más representativas de la literatura colombiana: La Vorágine de José Eustasio Rivera. La novela, que adicionalmente este año cumple un siglo desde su publicación y que será protagonista en la FILBO, narra la historia de Arturo Cova en medio de su fuga desde Bogotá hasta la selva.

De esta forma, el retrato de la amazonía de Rivera tiene tres características fundamentales: la inmensidad, el misterio y el salvajismo. La exuberancia y la vitalidad de la naturaleza se entremezclan con la indomabilidad que representa para el hombre sumergirse en su interior. Pero lo salvaje no se encuentra únicamente en lo natural. La explotación, la esclavitud y la fiebre cauchera son también expuestos en una obra que destaca el exterminio de las comunidades indígenas que se dio a finales del siglo XIX.

El impacto de La Vorágine trasciende las páginas del libro, llegando a convertirse en un símbolo de resistencia y denuncia de las injusticias que se perpetraron en la región amazónica durante la fiebre del caucho. A través de la voz de Arturo Cova y sus encuentros con personajes como Alicia, el lector es transportado a un mundo de belleza y brutalidad, donde la lucha por la supervivencia se entrelaza con la búsqueda de redención y justicia.

La Filbo: promotora de diálogos transfronterizos

La invitación de Brasil a la FILBO y la celebración del centenario de La Vorágine ofrecen una oportunidad única para reflexionar sobre la relación entre la literatura y la realidad en la región amazónica. Más que una mera coincidencia, esta convergencia destaca la importancia de las artes como vehículo para explorar y comprender las complejidades de la naturaleza y la sociedad en la Amazonía. En un mundo cada vez más interconectado, la literatura continúa siendo un puente que une a las personas y los países, trascendiendo fronteras geográficas y culturales en su búsqueda de verdad y justicia.

La invitación a explorar las profundidades de la Amazonía a través de la literatura nos abre las puertas a un mundo fascinante donde la belleza natural se entrelaza con las complejidades sociales. La Amazonía, con su vasta extensión y su exuberante biodiversidad, va más allá de las fronteras políticas y culturales, sirviendo como un puente que une a Colombia y Brasil en una red de experiencias compartidas y desafíos comunes. En este contexto, la conmemoración del centenario de La Vorágine y la invitación de Brasil a la FILBO nos recuerdan la importancia de proteger y valorar tanto la riqueza natural como la riqueza cultural de ambos países. La literatura, como la selva, borra las fronteras, desdibuja límites, une y, en su arrasadora inmensidad, sumerge a quien se adentra en ellas a un universo distinto y habitado por una realidad compleja.

*La FILBO estará abierta al público del 17 de abril al 02 de mayo del 2024