La historia de cómo el arte es un fiel reflejo de la sociedad. Aquí te mostramos el cambio artístico del siglo XX, donde movimientos como el surrealismo aparecen para enfrentar la realidad que pronto dará lugar a la Primer Guerra Mundial.
El mundo artístico es un fiel reflejo de la realidad del momento del que hablemos, sea cual sea. A principios del siglo XX, especialmente en Europa, los movimientos artísticos conocieron un cambio profundo, una ruptura de lenguajes artísticos. Podemos hablar de lenguajes artísticos porque cada arte tiene un conjunto de reglas a seguir, casi como reglas gramaticales que existen en cualquier lengua. Así, en la pintura, debe haber perspectiva y un estudio de las formas. En la música, debemos conocer la teoría musical, es decir, cómo hacer una combinación de sonidos para que se mezclen de manera perfecta. En la literatura, debemos conocer las reglas gramaticales, así como las reglas de puntuación y también tener una ortografía superior. Pero siempre hay un momento en que estas reglas se rompen y es entonces cuando podemos hablar de rupturas en el lenguaje artístico. Es un momento de distancia con todo el estilo precedente, y aún si estos momentos siempre han tenido lugar –por ejemplo, el barroco, extremadamente decorado, nació como respuesta al clasicismo, extremadamente minimalista–, el momento de ruptura fue más marcado a principios del siglo XX.
Las vanguardias
Así pues, a principios del siglo XX, atendemos al nacimiento de las vanguardias artísticas. Un siglo antes, a comienzo del siglo XIX, el movimiento artístico en vigor era el romanticismo, seguido por el impresionismo, que es considerado por varios autores, como Robles Tardío, como el primer movimiento artístico de la modernidad, especialmente debido a la aparición en los cuadros de innovaciones tecnológicas de este siglo, como el tren a vapor. No obstante, los dos movimientos eran aún muy “clásicos” en sus formas y sus lenguajes. La intención más importante en el romanticismo era la transmisión de sentimientos. En el impresionismo era la captura de un momento preciso en el tiempo. Las vanguardias fueron incluso más lejos.
En las vanguardias artísticas, encontramos ciertos movimientos como el fauvismo y el cubismo, especialmente en la pintura. Por un lado, el fauvismo es el movimiento del color, donde los artistas lo utilizan de una manera salvaje –fauvismo viene del francés «fauve», que quiere decir fiera o bestia–. La característica más importante es la separación del color y la forma, por eso es fácil encontrar en este movimiento objetos de colores vivos que no corresponden con la realidad. La figura más importante fue el francés Henri Matisse. Por otro lado, el cubismo está caracterizado por la utilización de muchos puntos de vista en una perspectiva múltiple. Es también la representación de todas las partes de un objeto en un solo plano, como ver una figura completa al mismo tiempo. Es la representación de la realidad utilizando las figuras geométricas. La figura más importante fue el español Pablo Picasso.
Encontramos también el surrealismo, sobre todo en la literatura. Es el acercamiento al mundo de los sueños y de lo irreal. La figura más importante del surrealismo literario fue Guillaume Apollinaire, quien inventó los famosos caligramas. Los caligramas son una manera de romper con la linealidad de la escritura y encontrar otras maneras de escribir un poema. El caso de la música es un poco diferente: la música siempre ha sido un arte lento –cuando la pintura tenía casi mil años de antigüedad, la música estaba apenas en su amanecer–, de manera que, durante el mismo periodo, la música estaba penosamente a la entrada del impresionismo. Como lo cuenta Pilar Lago en su libro La música de la historia, a inicios del siglo XX, encontramos algunos compositores que se aventuraban en el mundo de las armonías modernas, que más tarde serían las precursoras de la música contemporánea, con algunos lenguajes difíciles de seguir y más bien imposibles de escuchar. Estos compositores, la mayoría franceses, fueron Camille Saint-Saëns (El carnaval de los animales), Erik Satie (Las gimnopedias) y Claude Debussy (Preludio a la siesta de un fauno).
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La Belle Époque
Este escenario de cambio en el mundo artístico coincidió con un momento político, económico y cultural llamado la “Belle Époque”. La Belle Époque fue un momento de esplendor y de bienestar generalizado en todos los aspectos de la vida, que tuvo especial importancia en Francia. Tuvo lugar de la década de los 90 del siglo XIX a la década de los 10 en el siglo XX. Numerosos cambios tuvieron lugar en este periodo en todos los dominios, económico, tecnológico y científico inclusive. En la economía, podemos hablar de bienestar que se materializa, por ejemplo, en la posibilidad de vacacionar fuera de las capitales. Además, el mundo económico estaba tan estable que la gente podía gastar su dinero en casinos, rodeados por un ambiente de esnobismo marcado por la manera de vestir y de acercarse a la sociedad. En el marco tecnológico, hay innovaciones especialmente en los medios de transporte, con la utilización masiva de la bicicleta, la invención del primer automóvil, la inauguración de la primera línea del metro en París, el “boom” de los viajes a vapor y el primer vuelo motorizado. Finalmente, en el mundo científico, es la época de la teoría de la relatividad de Einstein –donde el tiempo se presenta como una cosa subjetiva– y el mundo del inconsciente de Freud –donde se presenta un cambio del mundo de la razón al mundo de la subjetividad–.
El arte responde a la realidad
Así, es visible la relación entre el periodo histórico y el cambio de los mundos artísticos. De esta manera, el arte a inicios del siglo XX nace como respuesta a las guerras de final del siglo XIX, como la guerra franco-prusiana. Europa emerge de una época de crisis y la ruptura de los lenguajes artísticos viene de una necesidad de utilizar otras maneras de hablar sobre un mundo que estuvo a punto de morir. Es también el resultado de un mundo muy difícil para vivir y comprender. Por esto, lenguajes nacen, lenguajes que pueden parecer, en principio, un poco triviales y sin sentido, como el cubismo. Un ejemplo claro de esto es el fovismo, donde podemos percibir una alegría de vivir en los cuadros que crea un contraste profundo con la crisis europea.
Por otra parte, son mundos artísticos que van contra el creciente nacionalismo europeo que nace en este periodo. Las artes se conectan a través del continente, de manera que se crea un estilo imposible de diferenciar entre fronteras. Había una conversación constante entre todos los artistas europeos. Pero es verdad que tenían una capital artística: París, el lugar donde todos se encontraban para crear. Esta conexión constante fue posible gracias al desarrollo de medios de transporte del que hablábamos anteriormente.
Para terminar, es seguro que este arte nació como resultado del bienestar económico de la Belle Époque. Con el mundo interconectado, las nuevas teorías científicas y el dinero rodando por todas partes, los artistas tenían un escenario apropiado para la creación. Podían conocer más personas, más mundo y tenían el ambiente perfecto para reflexionar sobre su realidad. El resultado de un mundo cambiante fue la ruptura de los lenguajes artísticos. Una cosa es segura: el arte estuvo, está y estará siempre comprometido con el mundo.