La Casa de los Famosos: de Orwell a la sociedad del espectáculo

Las dinámicas dentro de La Casa de los Famosos son muy sencillas. Detrás, hay mucho más para explorar.

Hace un par de semanas se estrenó en Colombia la primera temporada de La Casa de los Famosos. Un reality con múltiples versiones internacionales que se ha robado las miradas de televidentes en todo el mundo desde hace más de veinte años.

El principio es simple: un puñado de famosos es encerrado en un mismo espacio, alejados del mundo, y son grabados por cámaras las 24 horas del día. El verdadero reto es la difícil convivencia que se va dando entre los participantes: al no contar con privacidad alguna, la coexistencia, el compartir y el compañerismo se va haciendo duro.

Los televidentes pueden ver y escuchar todo lo que hagan los famosos en su estadía y, semanalmente, se escoge un líder y se nomina a alguien para ser expulsado de la competencia. Los participantes no cuentan con ningún tipo de entretenimiento, ya que la casa no tiene música ni televisión. Además, tienen que ponerse de acuerdo para racionar y utilizar adecuadamente los productos de aseo y alimentarios que necesiten, ya que no tienen acceso ilimitado a ellos.

Pero, ¿de dónde viene esta idea tan descabellada? Hagamos un rápido recuento por todo lo que hay detrás de este reality, también llamado telerrealidad.

El Gran Hermano te vigila

George Orwell publicó en 1949 una de las novelas más famosas de distopía que se hayan escrito en el mundo: 1984. 1984 sigue la historia de una sociedad sumida en un régimen basado en el control y la manipulación de los medios masivos de producción de conocimiento. En esta sociedad se vigilan y controlan los medios de comunicación, la historia, el lenguaje y la forma de actuar. Así, se crea una idea falsa y premeditada de lo que es la realidad. Se impide que la población forme un juicio crítico y cuestione las acciones del Estado. Los habitantes de esta sociedad hablan, piensan y actúan como el régimen espera que lo haga y se saben vigilados permanentemente por un ente omnipresente: el Gran Hermano.

Por algo 1984 se ubica dentro de las novelas distópicas. El saberse vigilado y controlado continuamente no hace parte de las actividades favoritas de los seres humanos. El control y la vigilancia permanente son vistos de hecho como hechos negativos, ya que al ser humano le agrada saberse libre de ataduras, dueños de su propio destino, con libre albedrío. En una sociedad donde todos somos vigilados y controlados, todos tendemos hacia la masa, hacia el fin de nuestras diferencias individuales. Si nadie quiere ser permanente vigilado, ¿por qué La Casa de los Famosos tiene tanto éxito?

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En busca de un poco de humanidad

La primera versión de este programa de telerrealidad fue producida en 1999 en Países Bajos, y no coincidencialmente tomó el nombre de “Big Brother” (Gran Hermano). Tras esta primera versión, muchos países se han copiado del formato y ya Estados Unidos, España, México, Francia, Brasil y muchos otros tienen sus propias versiones.

¿Por qué tiene tanto éxito? ¿Y por qué lo llamamos telerrealidad?

Se llama telerrealidad justamente porque muestra una realidad (a pesar de que no hay nada más lejos de la realidad real). Me explico: los televidentes con frecuencia piensan que los programas, series, películas o incluso las noticias que se ven en televisión no hacen referencia a sus realidades. Se sienten fuera del sistema de representación que opera en el mundo.

Verse representado en el mundo es muy importante para la formación de la propia personalidad. No es lo mismo ver a la guapísima Angelina Jolie llorando por amor en su casa de Hollywood de millones de dólares, que ver a una persona que se parece a mí llorando por mis mismos problemas en un ambiente similar al mío. En ese caso, yo me sentiré representada. Sentiré que lo que veo tiene resonancia con mi realidad y así, tal vez, mi existencia, mi cultura y mis costumbres tengan un poco más de sentido.Es telerrealidad porque representa mi realidad. Representa a mis famosos, con los cuales tengo una conexión especial, sufriendo o divirtiéndose por cosas que también me pueden pasar a mí, en un ambiente más o menos normal. Muestra a los famosos en su momento “perfecto”, sino en su momento real, humano. Hace que me conecte con mi realidad. Este tipo de contenido es percibido como más real para los televidentes que una serie que sigue un libreto.

El verdadero éxito es…

Por supuesto, no podemos menospreciar la felicidad que nos da ver a dos personas insultándose la una a la otra en vivo en televisión. Hay algo sobre la morbosidad que nos hace infinitamente felices a las personas. Es, tal vez, nuestro gusto desmedido por el chisme y el escándalo. ¿Hay dos personas pegándose por allá? Vamos a verlo. ¡Me apunto!

Hay también un gusto culposo en el sentir que invadimos la privacidad de otras personas. Aquí no existen los secretos: lo conocemos todo de la otra persona.Algunos verán en este reality la banalización absoluta del espectáculo. Otros, verán más allá y encontrarán las profundas dinámicas sociales y humanas que hay detrás. Lo que es cierto, es que próximamente veremos a todos estos famosos, como Martha Lucía Bolaños y Diana Ángel, exponiendo su vida al público en La Casa de los Famosos.

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