Victoria’s Secret: Nuevas narrativas sobre moda

El show insignia de la marca estadounidense hace su retorno después de 4 años como plataforma de nuevos diseñadores de diferentes partes del mundo.

El show insignia de Victoria's Secret hace su retorno después de 4 años como plataforma de nuevos diseñadores de diferentes partes del mundo, como Colombia.

Caminar por una pasarela infinita al ritmo de la música del artista del momento en ropa interior y tacones. Este era el principal atractivo de la marca estadounidense Victoria’s Secret: modelos de trayectoria cuyo sueño número uno era poder participar del espectáculo que daba licencias sobre la sensualidad del cuerpo frente a una audiencia global. 

Sin embargo, las alas de los ángeles dieron su último vuelo en el desfile de 2018 con una mirada capitalista en la que las modelos, e incluso las prendas que utilizaban, no eran más que un objeto de consumo. Una compañía que sale del ojo público detrás de controversiales inclusiones forzadas que no hacían más que reforzar su discurso exclusivista. Partiendo de esta premisa, se anuncia para 2023 el Victoria’s Secret World Tour, un evento que se enfrenta a dos problemáticas centrales: los estereotipos de cuerpo imposibles y el consecuente discurso desgastado de empoderamiento femenino.

Es así como, mediante una apuesta aparentemente más artística, el desfile/documental nos lleva a través de 4 ciudades (Lagos, Bogotá, Londres y Tokio) que abarcan una idea de all inclusive que se verá reflejada a lo largo de este. De esta manera, la marca busca capturar y casi que responder a todas las controversias causadas en el pasado, dando una total apertura a las expresiones de género, raza y, especialmente, de corporeidad. 

Victoria’s Secret by Colombia

Ahora bien, ¿qué papel tiene nuestra capital en esta nueva narrativa? Para comenzar, es necesario ampliar la mirada, pues Bogotá es el escenario que reúne la diversidad colombiana a través de la música, el activismo, el arte y, por supuesto, la moda; disciplinas que se entrelazan en una narrativa que expresa los tintes que conforman la identidad colombiana. El recorrido se centra en Melissa Valdéz, una diseñadora antioqueña quien de manera hermosa viste cuerpos (Adriana Lima y Gigi Hadid entre ellos) con un enfoque que exalta la piel como lienzo que refleja la vida. 

A través del tejido en crochet con diferentes materiales, Valdéz crea prendas que simulan la desnudez despojando el término de su sentido sensual y trayendo la realidad de esa cicatriz que cambia el color de la piel y que a pesar de ser un rastro único de la vida se pretende ocultar. Así mismo, el documental destaca esa cicatriz política tan presente en la historia colombiana a través de Piscis Canizales, una activista trans quien a través del baile viralizó nuevas formas de protesta  que en medio de días tan violentos enviaban una luz de esperanza. De esta manera, el documental nos muestra una gran variedad de miradas que representan esos diferentes lugares desde los cuales se enuncia el arte colombiano y la significación del ser mujer. Con la participación de Piscis la audiencia se enfrenta a esa postura crítica y social que no debe separarse del arte, y a nivel del documental enriquece esa mirada de país.

La narrativa en la moda

Este fragmento del documental tiene como protagonistas a 3 mujeres más además de Melissa y Piscis: Goyo, Cristina Sánchez y Lorena Torres quienes aportan a esta narrativa desde la música, la fotografía y la pintura. De esta manera, antes del desfile de la colección de Valdéz, la narrativa de Colombia queda sellada con una fotografía tomada por Cristina Sánchez, y siendo réplica de la pintura de Lorena Torres, en la que estas 5 mujeres se sientan a la mesa y miran a la cámara. A partir de esta postura se renueva la definición de empoderamiento a través de la idea comunidad que respalda todas las visiones de ser mujer en el arte. Con este cierre no solamente se crea un nuevo matiz de qué somos como país para la perspectiva extranjera, sino cómo se nutre esa visión para hablar desde una postura global. Una postura en la que se redescubre lo que puede llegar a ser la moda como pieza de arte que tiene todo el potencial para ser una representación de sociedad y, aún más importante, de humanidad. 

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