Veteran y el cine de acción

Uno de los géneros que al año recoge más ventas de taquilla es el de acción. Consumido en su mayoría por hombres, aunque debido al carácter adrenalínico puede reunir a la familia en un fin de semana.

Sin embargo, siendo un género mainstream es considerado de igual forma por festivales como Cannes, por ejemplo, quienes en su edición de este año estrenaron la segunda parte de Veteran. En su primera entrega, Veteran (2015) es una muestra de film de acción que contiene patrones convencionales y una trama esperada de lo que es el cine de acción. Esto a simple vista, porque algo tiene el cine surcoreano que con estructuras simples pone al espectador a reflexionar sobre mecanismos que ha visto durante años. De esta manera, Veteran repiensa el cine consumido mayormente por hombres, que habla sobre hombres, dentro de una sociedad completamente jerarquizada. 

Sin embargo, siendo un género mainstream es considerado de igual forma por festivales como Cannes, por ejemplo, quienes en su edición de este año estrenaron la segunda parte de Veteran. En su primera entrega, Veteran (2015) es una muestra de film de acción que contiene patrones convencionales y una trama esperada de lo que es el cine de acción. Esto a simple vista, porque algo tiene el cine surcoreano que con estructuras simples pone al espectador a reflexionar sobre mecanismos que ha visto durante años. De esta manera, Veteran repiensa el cine consumido mayormente por hombres, que habla sobre hombres, dentro de una sociedad completamente jerarquizada. 

Los sistemas de poder

El escenario de la acción suele ser la cotidianidad. Esto debido al contraste que genera que en un banco en un día cualquiera entren hombres armados a hacer el robo del siglo. Sin embargo, este escenario aparentemente convencional es elevado por Seung-wan a un vínculo con la idea de aparatos de poder y, como consecuencia, capitalismo. Así mismo, la escena no es solamente donde se desarrolla la trama, es también parte del problema y casi que creador del villano.

Jo Tae-oh es un joven heredero de una compañía de tecnología quien en la enfermedad de su padre ha tomado el control. Es hijo más de ese capital que de un padre que lo incita a esa competencia y a ese poder. Entonces, si al hijo le es heredado capital, y el capital es poder, debe haber alguien  sobre quien ejercerlo. En otras palabras, sin víctima no hay victimario. Este es quizá el argumento base de la película, ese carácter  violento que expresa la necesidad de mostrar autoridad. Una autoridad que incluso llega a desconocer una protección. Es decir, no es una trama del Padrino en la que hay fidelidad y lealtad, es nuevamente capitalismo y competencia por ser quien más se impone. Y de la misma manera en la que son necesarias víctimas, también son necesarios súbditos que se comporten mediante el miedo.

Los espacios de poder

Este aspecto de jerarquización alrededor del capital se expresa de manera muy acertada en la conformación de los sets. Con un estilo cotidiano y sencillo se muestran los espacios de trabajo desde el lugar que ocupan en la “cadena alimenticia” que es la sociedad. Es un juego de ser la presa o el depredador. Entonces, la oficina de Jo Tae-ho parece ser un escenario en el que el espectador, quien ostenta el poder, se sienta un escalón más arriba de donde ocurre el espectáculo. Además, es un espacio lleno de lujos pero también caprichos que dejan ver esta animalidad del personaje que se detona en su consumismo.

Por su parte la oficina de policías  establece esa noción de los héroes que luchan contra ese poder centralizado. En un mismo espacio abarrotado de cubículos en los que todos pueden ocupar el lugar de todos. Espacios en los que incluso al traer a uno de los súbditos de este villano, todos siguen estando en el mismo nivel. Porque el héroe, e incluso ese súbdito,  son  igualmente víctimas. Entonces ese gesto del policía que se sienta sobre la mesa y deja al criminal en la silla muestra un poco esa incomodidad de creerse superior para cumplir ese papel de héroe. Al final está  en un lugar que no debería para intentar cumplir con una tarea que se sale de este sistema obrero en el que simplemente debe servir, no ser héroe. 

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Incluso en el trabajo del administrador de los camiones, su oficina es simplemente un container con un escritorio dentro y una asistente que también es su amante, porque nuevamente es un relato masculino. La división que se crea en este espacio es la de separarlo de los demás, de darle una especie de burbuja en la que pueda generar un sentido autoritario por una puerta cerrada que lo separa de los trabajadores. Nuevamente, en la teoría marxista, existen dos clases predominantes: el proletariado  y el propietario. Entonces, existen pequeños propietarios quienes bajo una falsa idea de poder olvidan que también pueden ser víctimas bajo los roles que le son otorgados.

Heroismo y dignos oponentes

Ahora bien, Veteran es una película estereotípicamente de acción. Acción al estilo Hollywood de directores hombres. Como consecuencia, se presentan características convencionales como la idea de un villano con habilidades de defensa personal, lo que en otras palabras traduce: un digno oponente para darle más mérito a la victoria del héroe. Un héroe que surge con todas las adversidades en su contra, con los aparatos estatales comprados y que aún así con su perspicacia y un tanto del poder de la amistad y el trabajo en equipo, logra vencer. 

Se configura desde discursos  ya construidos como el del detective, quien ostenta una gran habilidad para la observación y el don de la palabra para hacer que los demás digan esa verdad que quieres escuchar. Saca información de personajes que literalmente fueron puestos ahí con el único objetivo de develar una pista. Es casi como una carrera de observación en la que ciertas etapas contienen un personaje vínculo que lleva la tarjeta mágica con la siguiente pista. Personajes enteramente pasivos que están puestos simplemente para entregar las pistas sin importar el contexto en el que están incluídos. Por ejemplo, si uno de los guardias del villano decide hablar, no es preciso una toma con él hablando porque en el ojo de este director de acción, el trauma del personaje, el miedo y su conflicto interno de traicionar al villano no suponen un aporte a la trama que pretende exaltar únicamente al héroe.

Paternalismo del veterano

Uno de los conflictos principales que se establecen en el razonamiento de la maldad es la idea de una figura paterna ausente que fue reemplazada por un burgués  tirano. El papá Jo Tae-ho es uno de los empresarios más adinerados de la ciudad quien ha entregado su imperio a manos de un hijo que fue criado como heredero. Este “método” de crianza genera un paradigma en el que las etapas de crecimiento se determinan por el poder adquisitivo que va en aumento. Si de niño pude obtener los mejores juguetes, de adolescente la mejor ropa e incluso un buen auto, la adultez se instaura como una etapa en la que ya no existen los límites. Es el poder mismo y la imposibilidad de saciarse bajo la educación que fue impartida.

A pesar de no tener presente una figura paterna, sí  hay una noción de castigo que nuevamente surge por la idea de poder. Claudio Magris menciona en un famoso ensayo que el secreto es una estructura de poder. En este film, nuevamente como arquetipo de los film de acción, parece que el poder se alimenta de la idea de lo oculto, por lo tanto, el padre castiga a ese hijo que descuida el secreto.

Particularmente esta es una película sumamente masculina en la que los tres  papeles fundamentales están esterilizados por un hombre: víctima, victimario y héroe. Esto hace que el discurso no surja a partir de constructos diferenciales de género sino del paternalismo que está implícito entre los mismos hombres. De esta manera, el héroe es creado casi por un instinto de la sociedad con el fin de castigar al hijo creado por el capitalismo. Entonces, busca castigar a un hijo quien, bajo las dinámicas del contrato social, crece en esa primera sociedad (su familia) y se une de manera completamente inadaptada a la colectividad. En conclusión, ese desenlace propone un paralelo en el que mientras el hijo se vuelve victimario simplemente porque puede hacerlo, el héroe, como padre, castiga al hijo en nombre de otros.