La historia nos ha demostrado que las fusiones musicales son comunes. Prometeo trae hoy uno de estos encuentros: europeos se atreven a visitar sonoridades africanas.
Las fusiones musicales se han dado a lo largo de la historia de la humanidad. En música, hablamos de fusión cuando se produce el encuentro entre dos o más mundos sonoros y estos se mezclan y se vuelven casi indistinguibles unos de otros. Cuando una fusión es total, no somos capaces de decir dónde acaba uno y comienza el otro.
Como decía, hemos tenido fusiones desde que el tiempo es tiempo. O bueno, desde que podemos marcar diferencias culturales entre grupos de personas. Tal vez el tambor o cualquier otro instrumento de percusión es tan básico que cualquier grupo humano pudo llegar a él, pero la verdad es que no sabemos a ciencia cierta si fue un descubrimiento autónomo de cada grupo, o se fue pasando de unos a otros durante generaciones. Lo mismo ocurre con los instrumentos de viento: las flautas, quenas o zampoñas.
No obstante, vamos a poner un ejemplo que nos puede mostrar más claramente una fusión musical que tuvo lugar hace muchos siglos. Sabemos que la música española más tradicional es el flamenco. El flamenco tiene un instrumento insignia: la guitarra. A pesar de que la guitarra es el instrumento español por excelencia, no es ni mucho menos autóctono de allí. Para hablar de los orígenes de la guitarra es necesario viajar cientos de kilómetros hacia Oriente Medio y cientos de años hacia los tiempos antes de Cristo. El instrumento que tuvo lugar en este espacio y tiempo se denominaba “khitara”, que fue importada a Grecia y Roma y tomó el nombre de cítara. Otros consideran que el antecesor no es la cítara oriental, sino el laúd árabe, habitual en las culturas asiria y persa, y que fue importada por los árabes en su conquista a Europa alrededor del siglo VIII. Lo que es seguro es que la guitarra fue importada a Europa por pueblos no europeos, mas pasó a formar parte estructural de la cultura no solo española sino también europea y mundial.
Fusión y colonización
Aún si la fusión musical es un hecho que ha tenido lugar desde muy temprano en la historia, cada vez se hacen más evidentes estos procesos de mestizaje. Tal vez porque hoy el mundo está supremamente interconectado y nos es más fácil rastrear el origen de todas estas expresiones culturales o tal vez porque hoy en día tenemos más claro lo que hay detrás. La fusión musical no es simplemente producto de encuentros de culturas, los cuales tienen lugar todos los días en todas partes. La fusión cultural también es muestra de procesos de colonización y encuentros que no necesariamente tienen un final feliz. La guitarra se estableció en España después de una guerra de siete siglos por el control de la Península Ibérica. O, por traer otro ejemplo mucho más cercano, la cumbia tiene hoy tres tipos de tambores diferentes y se baila de aquella manera porque es un ritmo directamente importado de los esclavos africanos a su llegada a las colonias españolas en América del Sur, y más tarde modificado en Colombia. Así, podemos darnos cuenta de que las fusiones y las músicas que escuchamos hoy en día son la historia de luchas, colonizaciones y muchas veces la muestra de que no todos sobreviven en estos encuentros. Además, en la actualidad surge el debate de si estas fusiones deben tener lugar o no. La hibridación cultural es un debate muy bien cubierto, entre los que dicen que la hibridación no debe tener nunca lugar, ya que da paso la invisibilización de ciertos grupos y nuevas dinámicas de poder, y los que dicen que la hibridación es, finalmente, lo que da lugar a la cultura del siglo XXI.
La fusión que vamos a cubrir hoy es la que se está dando en la escena musical actual, donde músicos europeos toman ritmos africanos. Vemos que el escenario del siglo XXI tiene una predilección por sonidos más bailables y exóticos, con ritmos fuertes y que invitan a la fiesta. Ha sido el caso de la latinización e incluso africanización del mundo sonoro. Esto, combinado con un esfuerzo por reconocer las raíces africanas de muchas de las culturas y habitantes europeos, ha hecho que lo africano aparezca en los artistas más famosos hoy en día. Aunque es evidente que este cambio ocurre de manera velada: aún si la apuesta está ahí, todavía es tremendamente invisible.
África subsahariana: Stromae
Uno de los más grandes artistas que ha vuelto a sus raíces africanas ha sido el belga Stromae. A pesar de haber nacido en Bruselas, el padre del músico fue ruandés, muerto, de hecho, en el genocidio de Ruanda de 1994. Para Stromae ha sido muy importante la fusión en su música. Empezando en el mundo del rap y el hiphop, más tarde se inclinó por una música mucho más experimental y llena de texturas. En su búsqueda por sonidos africanos, Stromae hace un homenaje a la cantante de Cabo Verde Cesaria Évora, ganadora de un Grammy al mejor álbum de world music contemporáneo en el 2004. La canción está montada sobre un ritmo africano, con voces corales africanas que llaman el nombre “Évora”. Luego, Stromae muestra su capacidad de hacer fusiones, combinando el ritmo africano con herramientas electrónicas y europeas. La canción, llamada Ave Cesaria, hizo parte de su segundo álbum de estudio, Racine carrée (2013). Pero esta no ha sido la única producción con influencia africana en la carrera del cantante. En su último álbum, Multitude, estrenado apenas el año pasado (2022), la canción Fils de joie combina una entrada barroca, a manera de una variación bachiana, con un ritmo marcado y lleno de sabor, sin duda de herencia africana. Stromae es uno de estos artistas que nos demuestran la brillante capacidad de hacer fusiones, y que todos podemos disfrutar de estos ritmos invisibilizados. Además, se nota la apuesta de Stromae por reconocer su herencia y por habituar estos ritmos a los oídos de su público.
África árabe: Tamino
Un segundo artista que ha hecho una apuesta por retomar sonoridades africanas ha sido el también belga Tamino. Tamino, al igual que Stromae, proviene de una familia africana, esta vez egipcia. Gracias a esta crianza bicultural, Tamino creció y tomó las sonoridades más típicas del mundo europeo, desde los románticos como Chopin, hasta los cantantes y grupos más contemporáneos como Tom Waits, Radiohead y Jeff Buckley. Sin embargo, el mundo africano lo llamaba con fuerza. Mas no la parte subsahariana, como el caso de Stromae, sino la parte árabe del norte y oriente del continente. En su primer álbum, Amir (2018), canciones como Habibi e Indigo Night están compuestas llenas de cuartos de tono, una sonoridad típicamente árabe y que, según las propias palabras del cantante, se mueve entre la felicidad y la tristeza. Para su segundo álbum, Sahar (2022), entre otros elementos importantes de la sonoridad egipcia, Tamino usó instrumentos típicos de este mundo árabe-africano, como el laúd, especialmente para canciones como The first discipline. Aún si es un músico relativamente desconocido, promete tener un futuro brillante, poniendo en diálogos las sonoridades del mundo árabe con aquellas del mundo europeo.
África del desierto: The Budos Band
Finalmente, hablaremos de una big band de jazz, esta vez no europea, sino estadounidense. The Budos Band ha sido catalogada como una banda de rock afro-soul, combinando el afro-funk y el hard rock. En su canción más famosa, Origin of Man (2007), no solo tienen sonoridades africanas y árabes, como también juegan con estos instrumentos. La canción está construida sobre un patrón de diez notas que se repite constantemente, creada con una escala árabe, sobre la que se montan todos los otros sonidos de la orquesta. Crea una atmósfera desértica, que perfectamente combina con el rojo del Sahara y a la vez parece sacada de una película de Bond. The Budos Band nos demuestra que las sonoridades africanas sirven para crear mundos subjetivos, llenos de imágenes y con sensaciones absorbentes.
Así, cerramos este pequeños recorrido por la fusión, por los mundos africanos, de ritmos fiesteros, sonoridades árabes y mundos misteriosos. Europa y gran parte de América continúan reconociendo la fuerte influencia que han recibido de este continente durante tantos siglos y la incluyen en sus mundos y sus sonoridades. A nosotros nos queda disfrutar de estos sonidos y empaparnos con la multiculturalidad del mundo.
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